Santa Teresa…
Acabo de terminar de leer la última parte del libro “Las Moradas” de esta santa… Desde el año pasado comencé y no lo había terminado porque suspendí la lectura por otros libros… En la séptima morada habla claramente de sus experiencias de contemplación (bueno, todo el libro se refiere a esa manera gradual de vivir su experiencia) Le explica a sus hermanas religiosas cómo fue y cómo la transformó.
Leyendo esas confesiones algo pasó por mi mente. Fue un pensamiento transparente: “Entonces es verdad lo que expreso de Jesús. No me cabe duda. Somos influenciados por su Espíritu. Y la naturaleza de esa influencia; su esencia; está relacionada con la vida de Jesús”. ¡Wow! lo confirmo más adelante cuando alude a la experiencia de San Pablo y “los efectos que hacen las verdaderas visiones y contemplación”. La naturaleza de la influencia espiritual depende de lo vivido en la naturaleza humana del espíritu… Es de esperar trabajos infortunios, latigazos, dolores, pena, martirio, en una palabra: CRUZ y también mucho amor, paz, sabiduría, entendimiento y poder. Todo ese conjunto de elementos forman parte de las dimensiones de la influencia Cristológica…
Puntualizo un aspecto de esa influencia. A los espíritus que no han trascendido, como ha trascendido el Espíritu de Cristo no les importa, tal vez, el daño que esa influencia puede causar al ser humano. El Espíritu Santo, “como fuerza consciente”, prepara al hombre de manera “progresiva” para su encuentro. Cito a Santa Teresa; por lo menos ella así lo expresa; claro, que no en todos los casos es así. San Pablo es un ejemplo de ello. La influencia fue improvisada y llegó de repente. Sin embargo, “la influencia no es forzada” porque hubo aceptación por parte del apóstol para realizar lo que se le pedía. Y esa es la gran diferencia entre el Espíritu Santo y los otros espíritus.
Cuando Jesús histórico vivió, expulsó a muchos demonios: fuerzas o energías negativas que influenciaban a los hombres en forma destructiva o por lo menos eso era lo que se creía que eran y que hacían. Esa influencia no era avisada; mucho menos mediada o acordada. Por el contrario, notamos dos cosas en la influencia de Cristo Espíritu: por un lado el interés humano por alcanzar a Cristo y por otro lado Cristo que alcanza a los hombres y les interroga si desean o no seguirle.
En el primero de los casos la iniciativa no es de Cristo; tal vez por eso su Espíritu prepara para el encuentro. En contraposición con esto, salta a la vida lo inesperado que resultan las experiencias místicas en donde Cristo-Espíritu es el protagonista; “el autor intelectual y material” de ese encuentro súbito; y también salta a la vista el reconocimiento que le hace al hombre en su condición. Pero como dije anteriormente, del Espíritu de Cristo no se puede esperar nada diferente de lo que fue Cristo en su humanidad. Por ejemplo, cuando a Jesús le traían algún enfermo, Él preguntaba qué querían que hiciera; luego preguntaba si creían que Él pudiera hacerlo. Es decir, así como Jesús no irrumpió tajantemente; ni abusivamente en la vida de nadie; su Espíritu tampoco lo hizo; ni lo hace hoy; ni lo hará en el futuro. Un ejemplo del segundo caso en la vida de Jesús fue el proceso de unir a sus discípulos a quienes invitó a seguirle (entiendo por seguir a Cristo como la acción de integrar y expresar uno mismo su propia divinidad) Lo que significa que en las experiencias místicas donde Cristo es el iniciador, su experiencia no se da sin el consentimiento total de los influenciados.
Leyendo esas confesiones algo pasó por mi mente. Fue un pensamiento transparente: “Entonces es verdad lo que expreso de Jesús. No me cabe duda. Somos influenciados por su Espíritu. Y la naturaleza de esa influencia; su esencia; está relacionada con la vida de Jesús”. ¡Wow! lo confirmo más adelante cuando alude a la experiencia de San Pablo y “los efectos que hacen las verdaderas visiones y contemplación”. La naturaleza de la influencia espiritual depende de lo vivido en la naturaleza humana del espíritu… Es de esperar trabajos infortunios, latigazos, dolores, pena, martirio, en una palabra: CRUZ y también mucho amor, paz, sabiduría, entendimiento y poder. Todo ese conjunto de elementos forman parte de las dimensiones de la influencia Cristológica…
Puntualizo un aspecto de esa influencia. A los espíritus que no han trascendido, como ha trascendido el Espíritu de Cristo no les importa, tal vez, el daño que esa influencia puede causar al ser humano. El Espíritu Santo, “como fuerza consciente”, prepara al hombre de manera “progresiva” para su encuentro. Cito a Santa Teresa; por lo menos ella así lo expresa; claro, que no en todos los casos es así. San Pablo es un ejemplo de ello. La influencia fue improvisada y llegó de repente. Sin embargo, “la influencia no es forzada” porque hubo aceptación por parte del apóstol para realizar lo que se le pedía. Y esa es la gran diferencia entre el Espíritu Santo y los otros espíritus.
Cuando Jesús histórico vivió, expulsó a muchos demonios: fuerzas o energías negativas que influenciaban a los hombres en forma destructiva o por lo menos eso era lo que se creía que eran y que hacían. Esa influencia no era avisada; mucho menos mediada o acordada. Por el contrario, notamos dos cosas en la influencia de Cristo Espíritu: por un lado el interés humano por alcanzar a Cristo y por otro lado Cristo que alcanza a los hombres y les interroga si desean o no seguirle.
En el primero de los casos la iniciativa no es de Cristo; tal vez por eso su Espíritu prepara para el encuentro. En contraposición con esto, salta a la vida lo inesperado que resultan las experiencias místicas en donde Cristo-Espíritu es el protagonista; “el autor intelectual y material” de ese encuentro súbito; y también salta a la vista el reconocimiento que le hace al hombre en su condición. Pero como dije anteriormente, del Espíritu de Cristo no se puede esperar nada diferente de lo que fue Cristo en su humanidad. Por ejemplo, cuando a Jesús le traían algún enfermo, Él preguntaba qué querían que hiciera; luego preguntaba si creían que Él pudiera hacerlo. Es decir, así como Jesús no irrumpió tajantemente; ni abusivamente en la vida de nadie; su Espíritu tampoco lo hizo; ni lo hace hoy; ni lo hará en el futuro. Un ejemplo del segundo caso en la vida de Jesús fue el proceso de unir a sus discípulos a quienes invitó a seguirle (entiendo por seguir a Cristo como la acción de integrar y expresar uno mismo su propia divinidad) Lo que significa que en las experiencias místicas donde Cristo es el iniciador, su experiencia no se da sin el consentimiento total de los influenciados.
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De las otras influencias espirituales que salvan; es decir, de las influencias espirituales provenientes de las otras verdades de fe de las que habla la Iglesia en el Concilio Vaticano II; sé muy poco. Pero imagino que en el mismo sentido que Cristo- Espíritu influencia a sus seguidores, los Espíritus de los otros sabios influencian a sus seguidores.
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Salvación… suena mucho esa palabra en mi mente…
Si Cristo ejerce influencia sobre la humanidad (de los cristianos, lógicamente); también la ejerce en el plano espiritual. Entonces creo no estar equivocada cuando expreso que si existe una vinculación humana con Cristo existe otra mayor y más profunda que se da en el cambio de vida (del humano al espiritual) Lo que quiero decir es que el lazo de unión con Cristo es más fuerte en el plano espiritual.
Ahora bien, considerando las otras verdades ¿existe un lazo de unión entre los seguidores de dichas verdades y sus maestros de la misma forma como acontece con Cristo? Si las otras verdades salvan ¿qué pasa en el plano espiritual entre Cristo y los seguidores de los otros maestros? ¿Cómo se relacionan y de qué forma? ¿Será que todos llegan a la misma fuente?
¿Es posible acceder a Dios en forma directa? Puede que sí, como puede que no. Lo cierto, es que gran parte de la historia de la humanidad está ligada a Cristo; lo que expresa que poco se conoce de las otras verdades. Me refiero a que no han sido tan populares a lo largo de los tiempos como la ha sido la historia de Cristo y su doctrina. ¿Cómo sería nuestro mundo de no haber sido así? ¿Qué verdades profesaríamos ahora? Cualquier verdad que también es verdad y que en últimas conduce a lo mismo. Pero, ¿para qué imaginar cosas que pudieron haber sido y no fueron? Si a la larga fueron así, es porque debían y debieron ser así.
Soy yo la que escribo…
Si Cristo ejerce influencia sobre la humanidad (de los cristianos, lógicamente); también la ejerce en el plano espiritual. Entonces creo no estar equivocada cuando expreso que si existe una vinculación humana con Cristo existe otra mayor y más profunda que se da en el cambio de vida (del humano al espiritual) Lo que quiero decir es que el lazo de unión con Cristo es más fuerte en el plano espiritual.
Ahora bien, considerando las otras verdades ¿existe un lazo de unión entre los seguidores de dichas verdades y sus maestros de la misma forma como acontece con Cristo? Si las otras verdades salvan ¿qué pasa en el plano espiritual entre Cristo y los seguidores de los otros maestros? ¿Cómo se relacionan y de qué forma? ¿Será que todos llegan a la misma fuente?
¿Es posible acceder a Dios en forma directa? Puede que sí, como puede que no. Lo cierto, es que gran parte de la historia de la humanidad está ligada a Cristo; lo que expresa que poco se conoce de las otras verdades. Me refiero a que no han sido tan populares a lo largo de los tiempos como la ha sido la historia de Cristo y su doctrina. ¿Cómo sería nuestro mundo de no haber sido así? ¿Qué verdades profesaríamos ahora? Cualquier verdad que también es verdad y que en últimas conduce a lo mismo. Pero, ¿para qué imaginar cosas que pudieron haber sido y no fueron? Si a la larga fueron así, es porque debían y debieron ser así.
Soy yo la que escribo…
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