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Mostrando las entradas de enero, 2002

LA NATURALEZA DE LA INFLUENCIA...

Santa Teresa… Acabo de terminar de leer la última parte del libro “Las Moradas” de esta santa… Desde el año pasado comencé y no lo había terminado porque suspendí la lectura por otros libros… En la séptima morada habla claramente de sus experiencias de contemplación (bueno, todo el libro se refiere a esa manera gradual de vivir su experiencia) Le explica a sus hermanas religiosas cómo fue y cómo la transformó. Leyendo esas confesiones algo pasó por mi mente. Fue un pensamiento transparente: “Entonces es verdad lo que expreso de Jesús. No me cabe duda. Somos influenciados por su Espíritu. Y la naturaleza de esa influencia; su esencia; está relacionada con la vida de Jesús”. ¡Wow! lo confirmo más adelante cuando alude a la experiencia de San Pablo y “los efectos que hacen las verdaderas visiones y contemplación”. La naturaleza de la influencia espiritual depende de lo vivido en la naturaleza humana del espíritu… Es de esperar trabajos infortunios, latigazos, dolores, pena, martirio

VIVIENDO CON QUIENES NOS ASECHAN...

En mi afán de verdad me tropiezo con muchas otras verdades. Desde adolescente siempre he querido saber la verdad sobre Dios; sobre el principio de la humanidad; sobre la historia de la humanidad y sobre la humanidad misma. En los años escolares supe mucho de la vida; pero, no todo. Cantidad de enigmas existen para el hombre de hoy sobre nuestras antiguas civilizaciones . Misterios sin resolver nos acompañan en este viaje sin retorno. Hace poco tuve curiosidad por consultar acerca de los grandes maestros de la sabiduría y de sus enseñanzas; también sobre las últimas investigaciones sobre lo desconocido; sobre las experiencias místicas; pero no lo he hecho del todo. Yo miro mi vida y observo que de la vida, sólo conozco una parte. Y es lógico porque es imposible llevar toda la vida a mi cabeza. Lo que trato de decir es que apenas estoy aprendiendo sobre las verdades de mi fe y ese conocimiento me motiva a conocer las “otras verdades de fe”. Aunque esto sólo sea otro aspecto de la vida… L

DEJÁNDOSE LLEVAR POR LA MUERTE.
PARTE III...

Sigo pensando en la muerte… Creo que lo único cierto sobre la muerte, nos lo refleja el texto bíblico: “Cristo murió y resucitó”. Pregunta a flote: Si Cristo resucitó, entonces, no murió. ¿Tiene algo que ver este misterio con los escritos paulinos que dicen: ¿Muerte? ¿Dónde está la muerte? ¿Dónde su victoria?? Sencillo; he dicho que la muerte no existe; que lo que llamamos y entendemos como muerte es sólo el nombre que le damos al paso de un estado de vida a otro. En esta misma vía, se entiende que Cristo murió porque pasó de lo humano a lo divino; pero comenzó otra etapa, no murió; sigue vivo. Ahora si resucitó es porque también pasó del estado divino al glorioso, a la vida eterna. Entonces, ya no sería una etapa la vivida por Cristo sino que Cristo ha culminado su recorrido: humano-divino-glorioso; Cristo ya goza de la vida eterna. Por Él, esperamos ansiosamente disfrutar de su resurrección. Los muertos o mejor, los vivos en condición divina todavía no han resucitado porque aún no

DEJÁNDOSE LLEVAR POR LA MUERTE.
PARTE II...

Me llegan otras ideas sobre la muerte… En el momento de la sepultura, escuché dos frases que me conmovieron mucho, una de Diana y otra de Javier, su hermano; al punto de llegar a manifestar ese estado emocional. Ella gritaba y también decía calmada: “Papi, te amo”;… “papi, te amo” y su hermano decía: “Papi, te quise; pero yo te aseguro que en el cielo te amaré más”;… “allá, te amaré más”;… “allá, te amaré por siempre”. Distintas verdades de una sola verdad... ¿Cómo puede el ser humano, en medio de su dolor, ser tan sabio? Lo he expresado anteriormente: SOMOS DIOS ACTUANDO. La expresión “te amo” está en presente; denota el aquí, el ahora; el ya mismo. La expresión “en el cielo te amaré más y por siempre” está en futuro; indica algo que no se ha dado; pero que se va a dar y como para complementar la idea, utiliza la frase “te aseguro” y “por siempre”; certeza, fe y eternidad. Realidades, sencillas realidades. La muerte no acaba con la vida; por eso, el “te amo”; la muerte comienza otra e

DEJÁNDOSE LLEVAR POR LA MUERTE.
PARTE I...

Ayer asistí al funeral del padre de una compañera de trabajo; antes amiga. Conocí a ese hombre; lo recuerdo como una persona feliz; siempre sonriente; siempre amable y con una actitud que demostraba la profunda admiración y el amor incondicional que le profesaba a su hija, mi compañera, Diana. Hace poco tuvimos la oportunidad de vernos casualmente en el centro de la ciudad; en el sitio donde antiguamente él laboraba; bromeamos acerca de nuestras vidas. No pensé en ese instante, el tener que despedirlo tan pronto y para siempre… Sucede así en nuestra historia por lo general. Sabemos el destino que nos depara; pero no nos preparamos para el mismo y por eso; cuando la realidad aparece, somos incapaces de enfrentarla o mejor, de aceptarla. El punto está en que sabiendo cuán pasajera es este estado de la experiencia humana no hacemos nada al respecto porque pensamos que todavía está lejos de nuestras vidas el que nos ocurra. El hombre se ha confiado; ha creído que puede, incluso, interferi

CÓMO NO CREER EN DIOS.
PARTE II...

Repito, no podemos vivir sin Dios porque no podemos vivir sin nosotros; sería como un “suicidio”; no me equivoco al utilizar el término; si matamos la idea de Dios; nos auto-aniquilamos; es peor que si nos cortáramos las manos o los pies; es posible la vida sin ellos; incluso matar la idea de Dios es lo mismo que detener nuestro corazón. Hablo de la “idea de Dios” precisamente porque sabemos de Dios por los otros y ese conocimiento comienza siendo una idea; una idea vaga que se va haciendo fuerte en la medida en que meditamos en ella y escuchamos más acerca de ella; luego esa idea nos invade tanto que se hace parte de nosotros y llega a unírsenos que se hace una con nosotros; en ocasiones actúa como reflejo en los momentos en que nos sentimos amenazados, bien sea debido al asecho de un peligro o en las etapas de desolación. Es ahí donde es más fuerte la necesidad y obviamente que la gracia. Ahora, cuando conocemos la idea de Dios como “realidad viviente” es entonces cuando procuramos c

CÓMO NO CREER EN DIOS.
PARTE I...

Estaba pensando sobre qué escribir cuando de pronto escuché a la Super Orquesta de Puerto Rico interpretar la canción que lleva el título de mi escrito. Mis pensamientos se detienen y yo me encuentro absorta en la letra de esa melodía… Un sentimiento de paz, de alegría y de afirmación de lo que penetra en mis oídos me embarga... Cómo no creer en Dios dice el coro después de una ola de razones que comienzan en el corazón del compositor ¿Y es que hay algún otro sitio en el mundo más grande y con mayor poder que el corazón del hombre? ¿Tuvo Dios alguna razón para pensar que sería ese el último lugar que el hombre escogería para encontrarlo? Es cierto que Dios está en todas partes; pero también es cierto que si cada hombre que existe en la tierra no siente la presencia de Dios en su vida difícilmente logrará hallarlo en todo lo que le rodea. “Te llevo desde niño muy adentro… en mis sueños cada noche estabas tú…” textualmente expresa la nota musical. Desde pequeños nuestra vida está

LAS VERDADES DE LA VIDA...

Cada día me convenzo más de uno de mis pensamientos. Se trata de una de las ideas que leo con frecuencia en los libros que adquiero para mí. A lo largo de mi vida, muchos libros han pasado por mis manos: cuentos infantiles, novelas, libros de ciencia ficción, libros de metafísica, con enfoque psicológico, místicos, espirituales, libros sobre cómo alcanzar el éxito financiero, libros sobre cómo potenciar la mente, libros sobre lo desconocido; en fin, cantidad de información llega a mi mente a través de los libros. Cada una de ellos encierra parte de esa verdad universal. Lo que he descubierto como constante es el inmenso poder que yace en nuestro interior. Llámese como se quiera llamar, hay mucho de cierto en que dentro de nosotros existe una fuente ilimitada de grandeza; de ella aprovechamos sólo una mínima parte. Esto es una gran verdad. Mucho de lo que somos se lo debemos a nuestros pensamientos. ¿Cómo cambiarlos para que pueda cambiar nuestra vida? La experiencia propia y ajena me