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DEJÁNDOSE LLEVAR POR LA MUERTE.
PARTE III...

Sigo pensando en la muerte…
Creo que lo único cierto sobre la muerte, nos lo refleja el texto bíblico: “Cristo murió y resucitó”. Pregunta a flote: Si Cristo resucitó, entonces, no murió. ¿Tiene algo que ver este misterio con los escritos paulinos que dicen: ¿Muerte? ¿Dónde está la muerte? ¿Dónde su victoria?? Sencillo; he dicho que la muerte no existe; que lo que llamamos y entendemos como muerte es sólo el nombre que le damos al paso de un estado de vida a otro. En esta misma vía, se entiende que Cristo murió porque pasó de lo humano a lo divino; pero comenzó otra etapa, no murió; sigue vivo. Ahora si resucitó es porque también pasó del estado divino al glorioso, a la vida eterna.

Entonces, ya no sería una etapa la vivida por Cristo sino que Cristo ha culminado su recorrido: humano-divino-glorioso; Cristo ya goza de la vida eterna. Por Él, esperamos ansiosamente disfrutar de su resurrección. Los muertos o mejor, los vivos en condición divina todavía no han resucitado porque aún no están preparados para subir o pasar la otra etapa. Están más unidos a Cristo; pero todavía no han gozado de la unión perfecta ya que ésta viene con la resurrección. Entonces, son entendibles los textos cuando expresan que Cristo murió y resucitó y que no existe la muerte; por lo tanto, no existe la victoria de la muerte. La vida, es obvio; no se reduce sólo al ciclo humano sino que el ciclo humano está dentro de la vida.

Ahora bien; siendo humanos podemos morir muchas veces y seguir viviendo. Se muere a todo lo que nos limita: a la necesidad de afecto; a la necesidad de dinero; al odio; a la desunión; al interés; al egoísmo; al orgullo; a la prepotencia; en fin… Cada vez que vemos la vida con una nueva visión morimos a aquello que dejamos y nacemos a esa nueva forma de percibir la existencia. Es todo un proceso; pero, nos acompaña permanentemente. Aún cuando no somos conscientes de ello. Aún cuando lo neguemos.

Es un hecho, la muerte no existe; si es así, ya no hay razón para estar tristes; ya no hay razón, para pesares; para lamentos. Es cuestión de dejar nuestras programaciones mentales sobre la muerte y DISFRUTAR PLENAMENTE DE NUESTRA ETERNA VIDA, DESDE AHORA…

Soy yo la que escribo…


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