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LAS VERDADES DE LA VIDA...

Cada día me convenzo más de uno de mis pensamientos. Se trata de una de las ideas que leo con frecuencia en los libros que adquiero para mí.

A lo largo de mi vida, muchos libros han pasado por mis manos: cuentos infantiles, novelas, libros de ciencia ficción, libros de metafísica, con enfoque psicológico, místicos, espirituales, libros sobre cómo alcanzar el éxito financiero, libros sobre cómo potenciar la mente, libros sobre lo desconocido; en fin, cantidad de información llega a mi mente a través de los libros. Cada una de ellos encierra parte de esa verdad universal. Lo que he descubierto como constante es el inmenso poder que yace en nuestro interior. Llámese como se quiera llamar, hay mucho de cierto en que dentro de nosotros existe una fuente ilimitada de grandeza; de ella aprovechamos sólo una mínima parte. Esto es una gran verdad.

Mucho de lo que somos se lo debemos a nuestros pensamientos. ¿Cómo cambiarlos para que pueda cambiar nuestra vida? La experiencia propia y ajena me ha enseñado a lograr cualquier cosa con tan solo desearlo intensamente. Pero ese deseo es sólo el principio. Se ha de desarrollar preguntándonos internamente cómo hacerlo y luego apartarnos de todo aquello que nos aleja de ese gran propósito; es decir, enfocarnos. He aquí contenida una cadena de pequeñas verdades. Me faltó completarla expresando que con persistencia y teniendo presente nuestro propósito lo conseguiremos; pero, para ello hay que vencer muchas dificultades, sobre todo las que resultan de nuestras viejas programaciones mentales. Es por lo que mucha gente comenta que todo comienza y termina por uno y con uno. No hay de otra.

Estas líneas son una cadena de verdades que se hacen realidad en la medida en que las encontramos en nuestro camino hacia nuestra propia verdad. La verdad que cada uno es. La verdad sobre nosotros. En la medida en que nos acercamos a nuestra verdad entonces podemos ver más claramente qué está oculto para nuestros ojos. Es lo que expresa el texto bíblico: “Conocer la verdad y ella os hará libres”. “Cambien su manera de pensar para que cambie su manera de vivir”; “seréis transformados por la transformación de vuestra mente”; “yo soy el camino, la verdad y la vida”; “yo soy la resurrección y la vida”; “porque tienen ojos y no pueden ver; porque tienen oídos y no escuchan”. Todos estos textos y muchos otros hablan de lo mismo; pero hay quienes creyendo poseer la verdad (que entre otras no se puede poseer sino experimentar) han ensuciado nuestras mentes con toda clase de –tal vez, buenas razones- “imponiéndolas”; la verdad no se impone; se descubre o yo no sabría cómo expresar el hecho de que ya está allí; latente en la vida, dándonos con cada experiencia, con cada encuentro con el otro (que también es la verdad en un cuerpo y mente distinto) oportunidades para asimilarla; obviamente, no la vemos; vivimos tan ocupados deseando hallarla que –como expresaba la historia- “somos como peces en el océano tratando de hallar el océano” y por eso no la hallamos.

Wow; cuánta verdad he escrito hoy; y nada de lo que he escrito es nuevo; ha estado disponible para nosotros desde el comienzo de la vida. Nadie puede poseer la verdad; nadie puede creerse dueño y señor de la verdad porque la verdad es universal; pertenece a todos; está para ser experimentada por todos de cualquier modo. Tal vez lo que creo es que hay buenas intenciones en aquellas mentes que a lo largo del tiempo han querido mantener intacta la verdad; pero han aplicado mal los métodos para hacerlo. Tampoco han querido reconocer ese error. O lo que es peor aún; reconociéndolo, no han hecho nada para arreglarlo… ¡Que sea la verdad con ellos!

El libro de todas las verdades, más difundido es la Biblia; todas las leyes y verdades de la vida están allí contenidas. Los libros que poseo siempre o comienzan o terminan con verdades bíblicas. Claro, con el enfoque particular que tiene el libro. Muchas veces por mis estudios de Ciencia Religiosa, comienzo a dudar sobre lo que está escrito y la interpretación que nos fue transmitida por la Iglesia. Lejos de apartarme, mis dudas me acercan más y más a la verdad; a mi verdad; a la verdad de la vida. Esto es una cadena VIDA- PROPIA VIDA- VIDA. El estudio, la Iglesia, la vida; todo ayuda y todo aleja de la verdad; porque “si Dios no edifica su casa, en vano trabajan los constructores”. “Dios está en nosotros”. “Dios es en nosotros” y de todas las verdades esa es la más grande: LA VIDA NOS TRAE A DIOS- DIOS ESTÁ/ES EN NOSOTROS- DIOS NOS LLEVA A LA VIDA. Es una cadena de verdad. “Si Dios no edifica su casa, en vano trabajan los constructores” ¿Cuál es la casa de Dios? ¿Quién la representa? ¿Quiénes son y quienes representan a los constructores? ¿Por qué el mal, las guerras, los sufrimientos, el odio, los deseos de venganza? “Si Dios no edifica su casa en vano trabajan los constructores”. Una verdad que descubrí en tan solo un aspecto de mi vida. Una verdad que he de descubrir en los demás aspectos de mi vida.

Con lo escrito hasta aquí, tengo para vivir. Pero vivir con ese pensamiento sería parcializar la verdad que es universal, que es total, que es ilimitada. Me gustan éstas dos últimas frases…

Ahora quiero hablar de un sabio. No de un simple sabio; sería un simple sabio o tan solo un sabio para Él mismo. Su nombre, JESUS. Cuando pienso en Él, imagino no a un Dios como nos lo han hecho creer sino como un hombre; tan sólo un hombre, que se acercó tanto a Dios, que lo pudo conocer como ningún otro lo ha podido hasta entonces (recuerda: VIDA- PROPIA VIDA- VIDA = VIDA-DIOS-VIDA); y tanto lo conoció que lo dio a conocer de la forma como Él lo conocía. Lo bueno de todo esto es que Él no se creía Dios como muchos a él Mismo le decían y si Él no se creía Dios, debió ser porque no era así; por lo menos no en la forma como lo veían.

Si la jerarquía eclesiástica leyera estas líneas, “tal vez”; me excomulgarían de la Iglesia. Y si eso ocurriera seré tan libre para responder como lo hizo el sabio: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”; “Nadie viene al Padre si no es por mí”. Está última frase suena como contradictoria en lo que respecta al párrafo anterior; pero no es así…. O tal vez respondería: “Para esto nací; para ser testigo de la verdad. Todo hombre que está de parte de la verdad escucha mi voz”; o “Tu no tendrías ningún poder sobre mí si no lo hubieras recibido de lo Alto”. Jajaja… Creo que mejor les diría: “Conoced la verdad y la verdad os hará libres”… Jaja… Eso creo; si la conocieran no estarían excomulgando a nadie; mucho menos perdiendo el tiempo en tratar de ganar por la misma vía y de la misma forma todo el “poder” terrenal que tienen.

“Conoced la verdad y os hará libres”. Me suenan unas palabras en mi interior: “reflexiones teológicas sobre Jesús”; así se forma la doctrina sobre el sabio. Pero, ¿qué fue primero “el huevo o la gallina”? Fácil de responder en este caso. Lo cierto es que las reflexiones teológicas o postpascuales van y vienen y JESUS, sus obras y sus palabras han perdurado por siglos….La misma historia repitiéndose en la historia. Estamos en Palestina en los tiempos de Jesús. Lo peor de todo es que proclamamos un Jesús VIVO; pero que está muerto en nuestros pensamientos y por ende en nuestro corazón… ¡Que sea la verdad con nosotros!

“Yo soy uno con el Padre”; “Cristo es nuestra paz”; “Hoy es el día de la Salvación. Conviértanse y CREAN en el Evangelio”; “Yo no vine a traer la paz sino la división”; “El Reino de los Cielos es un reino de justicia de amor y de paz”; “El Reino de los Cielos está en medio de ustedes”… Palabras del sabio, no reflexiones postpascuales… Verdades de una misma verdad….

En verdad, escribo…


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