Disfrutando de una interesante lectura, me inquietó una idea que desarrollo y que hoy les comparto a través de estas líneas...
La fuente de la verdad es Dios.
La verdad subyace en el conjunto de verdades que existe en el universo. Ese conjunto de verdades está conformado por la verdad que a cada uno se le revela.
Sólo se posee la verdad que se le es revelada por el cerebro. Por eso, hablar sobre quién posee la razón o no es perder el tiempo.
Los grandes sistemas, las grandes religiones no se habían dado cuenta de esta lección. Ahora, en esta época en el que el planeta se conscientiza de ello, ya se crean espacios abiertos para el diálogo y la aceptación.
Anteriormente, pensaba que la tolerancia había que fomentarla, en este momento mi pensamiento se transformó. Cuando uno tolera, lo hace “porque le toca”, porque “no hay nada que hacer”, porque "ni modos". Se tolera por obligación no por convicción.
Lo que cuenta es mirar al otro, no como un enemigo que hay que vencer; sino como alguien que aporta a mi vida, desde otra perspectiva, como alguien igual a mi en esencia, pero diferente en experiencia.
Esa diferencia más que separarnos, nos ha de unir más, nos ha de enriquecer más, porque al otro se le revela una verdad que a mi sólo se me revela por medio de él.
Desde este mi rincón, a tí que me lees, te regalo la invitación de reconocer al otro, como un acompañante en este corto camino que tenemos para aprender; de reconocer al otro como alguien que con su verdad, te quiere mostrar una perspectiva diferente de la vida de la que tú ya conoces; de reconocer al otro como alguien que te quiere mostrar una nueva manera de relacionarte con el universo.
Así que ¿cuál va a hacer tu actitud de ahora en adelante?
¿Tolerar o reconocer?
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Comentarios
el orgullo mal entendido impide a muchas personas comprender... porque eso sería como subestimarse... craso error.