Me levanté con una satisfacción que hacía resplandecer mi rostro. Luego de hacer algunas cosas en casa, me dispuse a un mini-receso antes del almuerzo. Ya instalada en mi cama me entró la necesidad de volver a escribir.
Yo: Escribo de nuevo.
Adamus: Estoy aquí. Sigo esperándote.
Con su característico humor comienza a cantar:
-Me estoy enamorando de ti y no lo puedo evitar.-
Haciendo un comentario a su verso, afirma:
-Sí, si se puede.-
Hace una pausa y se burla:
-Jajaja; tontos, humanos tontos.-
Cantando continúa:
-Hoy me detuve a pensar y no lo puedo evitar.-
Nuevamente comenta su verso:
-Si, si lo puedes.-
Repite la pausa y la burla:
-Jajaja, tontos, humanos tontos. Eso es lo que son: ¡Cobardes!-
Me cuestiono sobre la identidad de quién me habla y le pregunto:
-¿Quién eres?
Adamus: No importa.
Yo: Sí, si importa.
Cantando responde:
-Eres tu; soy yo; somos dos, dos y ya somos tres; no cuatro, veintiseis. ¡Qué importa!-
Y complementa su juego diciéndome:
-Ahora te toca a tí.
Yo: ¿Hacer qué?
Adamus: Divertirte mientras escribes. No tiene que ser tan serio todo.
Yo: ¿Serio?
Adamus: Sí, serio... Un tema, otro tema. Así, no funciona. Sólo déjate llevar y escribe. El ejercicio es escribir.
Yo: Ok. Escribo.
Pienso por un momento y le interrogo:
-¿Cualquier cosa que se me venga a la cabeza?
Adamus: Ajá. (Jajaja, me hago consciente de lo que transcribo y me gustaría mucho escuchar a través de Cauldre, esta típica expresión barranquillera)
Yo: ¿Por qué me molestas cuando trato de concentrame? ¿Por qué te burlas cuando intento producir? ¿Qué te complace? ¡Tonto!
Después de una corta pausa, añado:
-No tanto como nosotros. Jajajaja.-
Adamus: ¿Ves? A eso me refiero. ¿Si ves cómo funciona?
Yo: Pues, comencé reprochándote furiosa y terminé riéndome.
Adamus: Exacto. ¿Y qué te dice eso?
Yo: Que la energía está en movimiento; que no se puede limitar su flujo; que ella es y que simplemente está para servirme.
Adamus: Mmm. Inténtalo otra vez. ¿Qué te dice eso?
Yo: Que la rabia y la risa son aspectos y no forman mi esencia o no son ella, aunque sean parte.
Adamus: Mmm. Te acercas.
Yo: Que la energía viene y va a través de los diferentes aspectos y que depende de mí cómo tomo ese flujo.
Adamus: Mmm. Te sigues acercando.
Yo: Bueno; la energía me sirve, a veces no soy consciente y aunque lo fuera y si mis aspectos van y vienen a través de ella, entonces, ¿qué queda cuando voy más allá de ellos?
Adamus nuevamente canta:
Yo: Escribo de nuevo.
Adamus: Estoy aquí. Sigo esperándote.
Con su característico humor comienza a cantar:
-Me estoy enamorando de ti y no lo puedo evitar.-
Haciendo un comentario a su verso, afirma:
-Sí, si se puede.-
Hace una pausa y se burla:
-Jajaja; tontos, humanos tontos.-
Cantando continúa:
-Hoy me detuve a pensar y no lo puedo evitar.-
Nuevamente comenta su verso:
-Si, si lo puedes.-
Repite la pausa y la burla:
-Jajaja, tontos, humanos tontos. Eso es lo que son: ¡Cobardes!-
Me cuestiono sobre la identidad de quién me habla y le pregunto:
-¿Quién eres?
Adamus: No importa.
Yo: Sí, si importa.
Cantando responde:
-Eres tu; soy yo; somos dos, dos y ya somos tres; no cuatro, veintiseis. ¡Qué importa!-
Y complementa su juego diciéndome:
-Ahora te toca a tí.
Yo: ¿Hacer qué?
Adamus: Divertirte mientras escribes. No tiene que ser tan serio todo.
Yo: ¿Serio?
Adamus: Sí, serio... Un tema, otro tema. Así, no funciona. Sólo déjate llevar y escribe. El ejercicio es escribir.
Yo: Ok. Escribo.
Pienso por un momento y le interrogo:
-¿Cualquier cosa que se me venga a la cabeza?
Adamus: Ajá. (Jajaja, me hago consciente de lo que transcribo y me gustaría mucho escuchar a través de Cauldre, esta típica expresión barranquillera)
Yo: ¿Por qué me molestas cuando trato de concentrame? ¿Por qué te burlas cuando intento producir? ¿Qué te complace? ¡Tonto!
Después de una corta pausa, añado:
-No tanto como nosotros. Jajajaja.-
Adamus: ¿Ves? A eso me refiero. ¿Si ves cómo funciona?
Yo: Pues, comencé reprochándote furiosa y terminé riéndome.
Adamus: Exacto. ¿Y qué te dice eso?
Yo: Que la energía está en movimiento; que no se puede limitar su flujo; que ella es y que simplemente está para servirme.
Adamus: Mmm. Inténtalo otra vez. ¿Qué te dice eso?
Yo: Que la rabia y la risa son aspectos y no forman mi esencia o no son ella, aunque sean parte.
Adamus: Mmm. Te acercas.
Yo: Que la energía viene y va a través de los diferentes aspectos y que depende de mí cómo tomo ese flujo.
Adamus: Mmm. Te sigues acercando.
Yo: Bueno; la energía me sirve, a veces no soy consciente y aunque lo fuera y si mis aspectos van y vienen a través de ella, entonces, ¿qué queda cuando voy más allá de ellos?
Adamus nuevamente canta:
La belleza de mi ser resplandece
cuando soy lo que soy.
Entonces, mi ser resplandece
y lo respiro...
No tiene que ser difícil.
No más conflicto, ni dolor.
La belleza de mi ser resplandece
cuando estoy siendo lo que soy;
cuando escucho a través del corazón
lo que intenta decirme esta canción;
cuando acepto que soy más que mi cuerpo
y lo encarno más allá de esta realidad;
porque sólo así es que yo integro
mi completa y sagrada interdimensionalidad.
La belleza de mi ser resplandece
cuando estoy siendo lo que soy
y que mi cuerpo y mi mente lo experimenten
lo permito, a partir del día de hoy.
Comprendo que algo está pasando. Sí, veo con cuánta facilidad se mueve la energía. Paso del enojo a la risa, de la duda al canto, de la burla a la exaltación y a través de todo ello me descubro reflexionando conmigo misma sobre mi ser (he ahí el dilema, porque hay cierta duda en mi interior sobre si soy yo o hay alguien más conmigo, ¿y qué importa si de todas maneras funciona para mi?)
¿Alucino? ¿O ésta es la lucidez?
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